Conferencia «Avances en el manejo clínico de problemas de alcoholismo»

publicado en: Bienestar | 0

El alcoholismo es un problema que en México se ha tratado poco por ponerle atención a otro tipo de adicciones. Por este motivo, el Dr. Hugo González Cantú, psiquiatra con un amplísimo currículum en el área de las adicciones, y quien ha formado parte del claustro académico de nuestra Maestría en el Estudio de las Adicciones, impartió en nuestra Universidad una conferencia en torno al concepto de alcoholismo y al tratamiento que el profesional de las adicciones debe darle al paciente alcohólico.

¿Quién es Hugo González Cantú?

Hugo González Cantú es médico partero y cirujano egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León y especialista en Psiquiatría por la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha cursado también diversos diplomados en temas de salud y de administración del área. Está certificado por la Asociación Mexicana de Psiquiatría, de la que es miembro activo. Asimismo, colabora en instituciones afines en España y en Estados Unidos. Es coordinador de la Clínica de Trastornos Adictivos del Instituto Nacional de Psiquiatría Juan Ramón de la Fuente desde 2012. Ha ejercido la psiquiatría tanto en México como en España y también ha sido profesor en diversas instituciones de educación superior, entre las que se encuentra, por supuesto, la Universidad Hebraica. También ha hecho numerosas publicaciones.

IMG_9428

¿El alcoholismo es un fenómeno complejo? ¿El alcoholismo no es un fenómeno espontáneo?

El alcoholismo es un fenómeno complejo. Tiene muchos factores y variables. La adicción, de hecho, es el desenlace de una suma de factores y circunstancias que muchas veces el sujeto no puede controlar. Estos factores obedecen incluso a características biológicas de los individuos:

1) vulnerabilidad genética (los organismos de distintas poblaciones están predispuestas en mayor o menor medida a tolerar el alcohol; de modo que los orientales, por ejemplo, metabolizan más rápidamente el alcohol, lo cual los hace menos tolerantes a sus efectos negativos, en contraste con las poblaciones europeas, cuyas configuraciones genéticas hacen que el sujeto no perciba tan claramente los efectos negativos del alcohol);

2) trastornos psicológicos (Trastorno de Déficit de Atención, depresión o ansiedad, generados por elementos ajenos al individuo);

3) el entorno del individuo (un ambiente que estimule el consumo de bebidas alcohólicas tanto por la flexibilidad de los padres, como por los traumas de la infancia, que pueden colocar al alcohol como una manera de paliar los malestares).

Así, el Dr. Hugo González Cantú, plantea un flujo de la adicción: primero, las circunstancias en que se desarrolla el paciente pueden favorecer el consumo de una sustancia (en este caso, el alcohol) que interfiera en sus mecanismos cerebrales.

El alcoholismo no es un fenómeno espontáneo. Se trata de un proceso complejo que inicia en las etapas de no uso donde entran en juego factores biológicos, que el individuo no puede controlar y que continúa con el uso habitual y finaliza con el uso compulsivo. En cada una de estas etapas, el paciente aumenta tanto la frecuencia como la cantidad de alcohol que ingiere, deteriorando en el camino sus relaciones personales y laborales.

Ahora bien, para tratar al alcohólico, hay que definirlo.  Para detectar si alguien padece síndrome de dependencia al alcohol (nombre médico del trastorno), se ha determinado que deben presentarse tres o más rasgos de una lista propuesta por la cie-10 (Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud, décima revisión):

1) deseo intenso de consumir alcohol (craving),

2) diminución de la capacidad para controlar el consumo,

3) presentar síntomas de los síndromes de abstinencia,

4) generar más tolerancia a la sustancia,

5) abandonar progresivamente otras actividades,

6) continuar consumiendo alcohol a pesar de las consecuencias negativas en el organismo. Estos criterios pueden ayudar a identificar a una persona alcohólica.

Una vez detectado el problema, ¿cómo atenderlo? El tratamiento, como la adicción, es muy complejo. Debe haber una evaluación inicial, un plan de tratamiento, terapia, monitoreo hepático e, incluso tratamiento farmacológico. Para tratar al paciente deben tomarse en cuenta las implicaciones de padecer una adicción, como la presencia de problemas legales o de interacción con otras personas. Para que sea efectivo, el tratamiento tiene que ser adecuado a las características del paciente. Existen varias estrategias útiles para tratar el alcoholismo, llevar a cabo un programa de tratamiento y planes de rescate en caso de reincidencia, como puede observarse en los grupos de ayuda de Alcohólicos Anónimos.

Pero también existe la opción de utilizar fármacos para combatir la adicción. Entre los que mencionó nuestro expositor se encuentran tres: Disulfiram, Naltrexona y Topiramato. El primero bloquea uno de los pasos del metabolismo del alcohol, de modo que actúa como una barrera para evitar su consumo. El segundo baja la apetencia del alcohol y sus efectos placenteros, lo que facilita mantener la abstinencia o reducir la cantidad de consumo. Y el tercero es un anticonvulsivo que produce la sensación de saciedad para inhibir o reducir la ingesta de alcohol.

De esta manera, y con toda esta información, asistimos a una exposición esclarecedora del alcoholismo (como concepto y como realidad) y de su tratamiento. Sin duda, presenciamos una conferencia de gran calidad, puesto que arrojó luz a la complicada tarea de definir el alcoholismo y, sobre todo, de luchar contra él.  Todo lo anterior es un conocimiento que revitalizamos en la Universidad Hebraica.

Mira la conferencia:

 

Deja una respuesta