Durante la segunda mitad del siglo XX y los inicios del siglo XXI, distintos patrones fueron distintivos de una gran parte de los países del Medio Oriente. Liderazgos fuertes con poder amplio y arraigado, regímenes que ganaron legitimidad en la medida en que fueron presentados como generadores de reformas sociales, políticas y culturales, partidos y élites que controlaron todos los aspectos de la vida y que tenían el respaldo de la burocracia, y gobiernos aliados de Estados Unidos y vistos como garantes de la estabilidad regional frente a Estados radicales con una política exterior anti-EEUU y anti-Israel (Misltein: 2011; Kam: 2011).
En años recientes, este contexto de estabilidad prolongada se ha visto alterado por nuevas corrientes –regionales y mundiales- que vienen transformando muchos de los principios que sostenían al viejo orden en el Medio Oriente. Entre los eventos que marcan puntos de viraje y nuevos desafíos para la democracia, la paz y el respeto a los derechos humanos encontramos la llamada “Primavera Árabe” y los reacomodos políticos que esta trajo al interior de distintos países, la invasión y posteriormente la retirada de tropas estadounidenses de Irak, el desarrollo de conflictos sectarios en el mundo islámico, la irrupción de nuevos ciclos de violencia entre palestinos e israelíes, la co-existencia en distintos foros internacionales y espacios tradicionales de libre expresión como son los campus universitarios de posturas anti-Israel y acciones que legitiman las reivindicaciones palestinas, la re-emergencia del antisemitismo en Europa, la afirmación del Estado Islámico en Irak y Siria y su expansión mediante redes jihadistas transnacionales y estrategias terroristas, y el acuerdo nuclear con Irán.
En estos contextos cambiantes y todavía inciertos se ubica el Estado Israel el cual, por su fuerza económica y militar, y por su ventaja geoestratégica, tiene hoy un papel prominente en la política regional e internacional. Israel se caracteriza por una singularidad en la región debido a su carácter de Estado judío y a su trayectoria democrática, rasgos que lo han definido a lo largo de su existencia y que lo enfrentan con el dilema de conciliar uno con otro (Bokser Liwerant y Siman, 2011). Por su carácter singular y por su posición geopolítica regional, el Estado de Israel es fuente potencial de estabilidad en la región al tiempo que se encuentra en una lucha potencialmente existencial con algunos de sus vecinos (Stein 2015). El hecho de que más de 50 años después de su creación todavía se encuentre en búsqueda de una solución al conflicto palestino-israelí le plantea dilemas fundamentales como es el impacto territorial, económico, político y de seguridad que la resolución de dicho conflicto puede traerle –tanto al interior como en sus relaciones con los países vecinos, y con otros países del mundo -incluida América Latina.
La existencia simultánea de nuevas tendencias y viejas realidades en el Medio Oriente y en el mundo nos exige formas innovadoras de aproximación intelectual y de reflexión ética. Con este propósito, la Universidad Hebraica ofrece un diplomado pionero en estudios de Israel que tiene como objetivo crear un espacio seguro en el aula para investigar y comprender los procesos y las estructuras actuales partiendo de un recorrido histórico que abarca los orígenes de Israel, el desarrollo del sionismo, la promoción de la inmigración para construir un colectivo nacional y la creación gradual de instituciones e infraestructura que permitieran establecer un Estado autónomo responsivo a las necesidades del pueblo judío y a la interacción –en momentos de paz y de guerra- con la población palestina local, con los vecinos árabes y no árabes, y con las grandes potencias. Estudiar cómo se fundó el Estado revela planeación, creatividad, perseverancia, adaptación y compromiso. Conocer la historia y la actualidad de Israel en toda su complejidad es el objetivo principal de este diplomado. Además, los participantes obtendrán herramientas y métodos didácticos que favorezcan juicios informados y críticos para crear mejores prácticas educativas.
Más información sobre el «Diplomado en Israel: una historia política, social y cultural»:
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