El tema de la Shoá en la educación e identidad en la juventud judeo-mexicana contemporánea

Por: Shirel Sampson, ganadora del segundo lugar del concurso de ensayo «Juventud judía en México, del Colegio Hebreo Sefaradí.

El tema del Holocausto es un tema muy importante para cualquier comunidad judía, ya sea en México o en otras partes del mundo. Este terrible suceso es una parte sustancial de nuestra historia reciente. Aún hoy en día tenemos la oportunidad de escuchar y comprender innumerables historias en torno a éste, muchas de ellas transmitidas por nuestros abuelos o bisabuelos quienes sobrevivieron afortunadamente para perpetuar la existencia de nuestro pueblo. Afortunadamente, los nazis no lograron su meta: “limpiar” Alemania y Europa de todo el que no fuera parte de la raza aria. Para fortuna nuestra quedaron muchos sobrevivientes con el valor de contarnos sus historias para que nunca más vuelva a repetirse algo un suceso tan siniestro. Sus relatos son vitales para que el mundo tome conciencia de lo que es capaz el hombre que actúa a través del odio y, en contracorriente, de lo que puede lograr una sociedad que se desenvuelve dentro de la tolerancia y el respeto.

Hoy en día, los jóvenes de la comunidad judeo-mexicana estudian el Holocausto con el propósito de conocer y entender qué fue lo que sucedió y, en consecuencia, comprender y sentir mucho más apego a su comunidad y religión. Sin embargo, el problema es que la conmemoración de este proceso histórico ha perdido importancia con el paso de los años dentro de nuestras comunidades ya que hoy en día se enfoca primordialmente la educación y por ende la mentalidad de la juventud en los datos duros: éstos hay que estudiarlos y analizarlos por supuesto, sin embargo, se ha  llegado al punto en que comenzamos a ver a Hitler como el gran líder que movió a todo Europa gracias a su firmeza. Este errado pensamiento ocasiona que hoy en día veamos a los líderes de los extremos, nacionalistas, populistas o  de derecha como la mejor propuesta hacia un futuro mejor, olvidando que esto mismo es lo que pensaban los ciudadanos de Alemania en 1933.

La manera en la que se transmite el tema de la Shoá en los colegios y en otros centros educativos, en mi criterio, es errónea, el tema desde mi perspectiva, requiere de un enfoque diferente que integre valores para permitan una identificación y empatía con aquellos judíos víctimas de la Shoá, no como un evento histórico aislado. Asimismo en mi opinión es de suma importancia extender el tema al público mexicano y del mundo, primordialmente entre los jóvenes puesto que no es un tema que concierne únicamente al pueblo judío.  

Además de conocer qué es lo que sucedió en la Alemania de 1940, es importante entender que no es un tema del pasado; hoy en día se cometen genocidios en varias partes del mundo y, si cada vez menguamos la importancia de la  Shoá hasta el punto de la deshumanización no tendremos tampoco ninguna o preocupación por la gente que está viviendo lo que los judíos vivieron hace 65 años y menos aún, haremos nada por ayudarla.

Por esto, creo que es de suma importancia analizar el proceso de los genocidios, cómo suceden y, en última instancia, entender que el estudio y la conmemoración de la Shoá no es simplemente una materia más en la escuela, sino un tema mucho más profundo que debemos entender a fondo para sensibilizarnos ante todos los genocidios del mundo y evitarlos en un futuro.

I. Los ocho estadios del genocidio.

Después de múltiples estudios en torno a los genocidios hasta ahora acontecidos, podemos entenderlos a través de la teoría de los ocho estadíos planteada por Gregory H. Stanton. Esta teoría habla del siguiente desarrollo: Clasificación, Simbolización, Deshumanización, Organización, Polarización, Preparación, Exterminio y Negación. Cada una de estas etapas conlleva una medida preventiva que puede detener el proceso, teniendo al estadio anterior influyendo en el siguiente (aunque los más tempranos permanecen durante todo el proceso).

El primero, la clasificación, consiste en que, de manera general, todas las culturas han buscado clasificarse en “nosotros y ellos”, ya sea en términos de etnia, nacionalidad o raza. Ejemplos de esto son la Alemania de posguerra, en que dicha dicotomía se concretó en alemanes y judíos o, en Myanmar actual, dividida entre budistas y rohingyas musulmanes. Ante esto, la medida de prevención debería ser crear instituciones generales que unan a las dos culturas a través de escuelas, algún centro religioso o la promoción de un idioma en común.

Después de señalar y clasificar a los grupos como diferentes, se les han puesto nombres o símbolos, etapa conocida como “simbolización”, tal como en los casos de “judíos” o “rohingyas”. Al combinarse con el odio, dichos símbolos se han impuesto forzosamente, tal como la estrella amarilla a los judíos en los territorios ocupados por los nazis. Ante dicho fenómeno, la medida preventiva sería prohibir legalmente los símbolos de odio, medida que debe contar con el apoyo popular. Sin embargo, es importante también considerar que la población tiene miedo, es indiferente o, peor aún, comparte la opinión del Estado que impone dichas medidas segregacionistas.

A continuación, tras clasificar y simbolizar, ha venido la deshumanización, donde un grupo le niega la humanidad a otro, al igualarlo con animales, insectos o enfermedades. En esta etapa es fundamental la propaganda de odio auditiva, visual o impresa, tal como sucedió en Alemania, cuando la mayor parte de la propaganda en radio, periódicos o revistas era contra los judíos. Desafortunadamente, en Myanmar está pasando algo parecido, ya que los rohingyas no son reconocidos como ciudadanos, tienen prohibido el libre tránsito y el acceso a los servicios de salud, la educación, los matrimonios y la propiedad. Como medida preventiva, esto debe de ser castigada.

Siguiendo estos estadios, sigue la organización del genocidio, generalmente planeado por el Estado. En ocasiones, también pueden ser por grupos informales o terroristas, ya que, se sabe, hay entrenamientos para militares especializados y entregados a la causa. En la Alemania nazi, hubo diversas reuniones y juntas para planear las atrocidades después cometidas, así como un reclutamiento de hombres para formar los Einsatzgruppen: el escuadrón de la muerte. En Myanmar, al tomar posesión el nuevo gobierno (conformado por varios japoneses birmanos), los rohingyas han sido convertidos en ilegales.

Para detener lo anterior, debería de prohibirse la unión a los grupos o milicias mencionados, solicitando la intervención de la ONU, organismo encargado de prohibir las armas a gobiernos y ciudadanos comprometidos con estas causas. Asimismo, tal como sucedió con el genocidio en Ruanda, será fundamental investigar las violaciones a derechos humanos perpetradas en el proceso.

Más tarde, continúa la polarización, etapa de extremismos en que los grupos se dividen y el odio es difundido con abundante propaganda. En este caso, puede haber leyes que prohíban el casamiento mixto o la interacción social entre grupos, ya que los objetivos son intimidar y silenciar, tal como sucede en Myanmar, en que los rohingyas han dejado de tener derechos y han sido convertidos en ilegales. Para prevenir este estadio, puede darse la protección por parte de grupos moderadores apoyados en los derechos humanos. Negar visas para viajes internacionales a los extremistas y, desde luego, condenar internacionalmente sus golpes de estado.       

Así, esta etapa es la preparación que identifica a las víctimas según su identidad étnica o religiosa, haciendo listas de muerte y obligando a las víctimas a usar símbolos identificatorios. Son separados (por ejemplo, en guetos), aprisionados en campos de concentración y obligados a vivir en una zona pobre, sin alimentos ni servicios de algún tipo. En Myanmar los rohingyas, han sido forzados a vivir en la aldea de Arkan, donde las condiciones de higiene son muy pobres, además han habido ataques hacia ellos en esas zonas. En esta etapa debe haber una alerta internacional de que está sucediendo un genocidio, una intervención militar del Consejo de Seguridad de la ONU o de la OTAN y, por supuesto, ayuda a las víctimas en forma de asistencia humanitaria para recibir a los refugiados.

El penúltimo estadio es el exterminio el que rápidamente puede convertirse en la matanza masiva, llamada por los asesinos de esta forma: “exterminio» pretendiendo la justificación de éste.. En el caso alemán, la implementación de la ideología nazi se tornó en una «reingeniería étnica» de Europa, no considerando a sus víctimas como humanos, sino como plagas para su sociedad. Cuando el Estado apoya, las fuerzas armadas usan grupos especiales que se encargan de los asesinatos, llegando a matanzas vengativas de unos grupos contra otros, tal como sucedió en Burundi. Para el caso de Myanmar, las aldeas de los rohingyas están siendo quemadas con la firme intención de eliminar a toda esta población.

Para esta etapa, solo una poderosa y rápida intervención armada puede detener el genocidio, estableciendo áreas seguras para los refugiados con protección internacional. La ONU o el Consejo de Seguridad deberían intervenir, así como las naciones militarmente poderosas pueden ayudar con transporte aéreo, equipo y dinero.

Finalmente, la negación, el octavo estadio de los genocidios. Si hay negación, lo más seguro es que hubo un genocidio, ya que los perpetradores cavan tumbas colectivas, queman cuerpos, tratan de encubrir toda evidencia e intimidan a los testigos. Niegan haber cometido algún delito y culpan a las víctimas por lo sucedido, y bloquean las investigaciones; continúan gobernando hasta ser sacados del poder por la fuerza: después intentan huir al exilio y se quedan ahí hasta que los llevan a juicio. Como en los genocidios sucedidos, siempre hay negadores, del Holocausto y de lo que sucede en Myanmar, tal como es el caso de la ignorancia o indiferencia generalizadas al respecto, acentuadas aún más por el trato de Estados Unidos hacia los musulmanes después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

La mejor respuesta a la negación es el castigo por un tribunal internacional o nacional, ya que allí puede ser escuchada la evidencia para encontrar el debido castigo. Es necesario crear tribunales como los de Yugoslavia, Ruanda o Sierra Leona, jurados internacionales como los del Khmer Rojo en Camboya y un Tribunal Penal Internacional. Quizá no detendrán a los peores asesinos genocidas, pero se mantendrá la intención de arrestarlos y enjuiciarlos y, con algunos, llegar a hacer justicia. Así, resulta fundamental tener claridad respecto a lo anterior para, en tiempos como los que estamos viviendo, podamos tener herramientas para informar y educar acerca del proceso en los genocidios y, finalmente, prevenir y detener uno más.

II. La educación implicada.

Uno de los factores más importantes en los genocidios es el adoctrinamiento. Para describir las diferencias entre la educación y el adoctrinamiento, vamos a analizar los dos conceptos por separado para así entender qué es lo que significa ser educado y qué ser adoctrinado. Así, ¿qué es la educación?, Es el proceso por el cual uno intenta llegar a un nivel elevado de madurez para saber enfrentar la realidad en la que vive de una manera más consciente y responsable.

Este es un proceso formativo, en el que se es “guiado” para obtener diferentes habilidades que nos desarrollen como personas con buena conducta, sabiendo utilizar las palabras e interpretando sentimientos, propios y ajenos. Durante un proceso educativo, es fundamental ser “encaminado” hacia un  cuestionamiento con el que la persona sea capaz de llegar a sus propias conclusiones sobre el mundo y, con base en ello, crear metas innovadoras para cambiarlo o mejorarlo.

En torno a ello, varios pedagogos han desarrollado sus propias teorías acerca del modelo educativo. Uno de ellos, y en que más se ha basado el sistema educativo de hoy en día, es Lev Vygotski (1896, Bielorrusia a 1934, Rusia), quien creía que los niños desarrollan su aprendizaje mediante un ámbito social en el que aprenden a realizar sus tareas de forma autorregulada. Lo único que hace el adulto o maestro, es presentar las herramientas y objetivos de la tarea, para que los niños creen su manera de hacerlo sin ayuda externa: son ellos quienes mejoran individualmente y desarrollan sus diferentes habilidades.

Otra teoría es la del conductismo, creada por el psicólogo estadounidense John Watson (1878, California, EUA a 1958, Connecticut, EUA) a comienzos del siglo XX, mismo que contradice un poco sobre el pensamiento que se tenía en la época de estudiar los fenómenos más internos de la psique por medio de la introspección. Watson argumentaba que estos fenómenos no podrían estudiarse objetivamente, ya que no eran observables. Su teoría se basaba en el proceso de condicionamiento animal, donde el aprendizaje se da mediante el proceso de estímulo-respuesta. Según esta teoría, todas las formas complejas de comportamiento, las emociones, los hábitos, el pensamiento y el lenguaje, se analizan con respuestas simples musculares y glandulares, que pueden ser observadas y medidas. Watson sugería que estos comportamientos podrían ser aprendidos mediante la técnica estímulo-respuesta.

Esta teoría ha influido mucho en la educación, ya que mediante ciertos estímulos el alumno aprende, ya sea por medio del castigo, la recompensa o sin recibir nada. Este poco a poco entiende las respuestas que el maestro espera. Ambas teorías han sido las que han marcado la diferencia entre adoctrinamiento y educación. Pues el conductismo es más parecido a lo que es el sistema formal de educación, ya que se le enseñan las respuestas al alumno, a diferencia de la educación no formal, en donde se le muestra la pregunta para que él mismo llegue a la respuesta.

El problema es que durante el transcurso de los años, la herramienta educativa ha sido convertida en arma para “educar” a una sociedad de cierta manera con objetivos políticos, ideológicos o religiosos. Esto es porque “educación” se está confundiendo con el concepto de adoctrinamiento, de naturaleza un tanto diferente. La definición más cercana de la palabra “adoctrinamiento” es “una práctica que busca inculcar ciertos pensamientos en las personas”. Los humanos generalmente estamos expuestos a este concepto, pues si convivimos con ciertas personas, puede llegar a ocurrir involuntariamente. Al estar en ciertas comunidades nos enfrentamos a esto, ya que nos enseñan ciertos valores para mantenerla estable.  Como por ejemplo, las religiones, te dan reglas a seguir que a veces no tienen propósito ni razón de ser, otro ejemplo son los gobiernos, que por medio de discursos y propaganda pueden llegar a influenciar a toda la población de un país.

Ya que analizamos los dos conceptos, ¿podría la educación relacionarse con el adoctrinamiento? Muchos distinguen el uno del otro porque una persona adoctrinada no cuestionaría los dogmas impuestos, ni tendría un pensamiento crítico sobre dichas ideas. En cierto ideal de educación se dan conocimientos necesarios para que la persona desarrolle su capacidad de cuestionamiento. Así que en el adoctrinamiento se busca que una persona se desconecte de la realidad para no encontrar otras formas de pensar, se busca imponer y no educar hacia la libertad y autogestión, ya que es radical: una meta común por un único camino posible, sin alternativas.

Nos podríamos preguntar ¿cómo es que este método puede influir en la población? Pues muy simple, si se le inculca creencias a una persona durante toda su vida, vivirá creyendo que esa es la verdad, y lo mismo sucede con una comunidad entera: sobre todo durante las etapas de la infancia y la adolescencia. Los gobiernos han justificado el adoctrinamiento, diluyendo el concepto junto con el de educación, así nadie creería que se les está imponiendo una manera de pensar. Esto ha causado eventos inimaginables, como genocidios y desprecio hacia los demás.

Creo que para solucionar la mayoría de estos problemas, el sistema educativo debe de cambiar. Si aplicamos más la teoría de Vygotzki y lo unimos con un sistema de educación no formal, podríamos crear escuelas en donde los niños creen su propia perspectiva sobre el mundo y creen sus soluciones para este. Para llegar a una sociedad mucho más pensante, incluyente y que respete todas las opiniones. El objetivo es que cada quien pueda crear su opinión sin influencia de los demás.

En estas escuelas es más sencillo, ya que el término adoctrinamiento es utilizado sutilmente en este sistema, se les dice que hacer a los niños y ellos lo replican. Así cuando crecen, viven con ese pensamiento inculcado en la escuela, pero el problema no solo es en las escuelas, sino también es en casa, esos niños que crecieron con el odio en su cabeza, se lo enseñan a sus hijos y ellos a sus hijos y así paulatinamente se convierte en un odio colectivo que no tiene fundamentos, pero si la población apoya o ignora la causa del gobierno de exterminar a un grupo de personas es mucho más fácil hacerlo.

Muchas veces podemos creer que los genocidios son cosas del pasado, que nuestro mundo ha evolucionado hacia algo mejor. Pero no nos damos cuenta que en esta época es cuando hay más genocidios que nunca; como el de Ruanda, Nigeria, Myanmar y muchos otros más que nunca hemos escuchado y que permanecen secretos. Y si seguimos así podríamos llegar  un genocidio mucho mayor. Hoy en día, nuestros gobiernos son cada vez más radicales, y en cada país se van en contra de cierto grupo.

En mi criterio para solucionar la mayoría de estos problemas, el sistema educativo debe de cambiar. Si aplicamos más la teoría de Vygotzki y lo unimos con un sistema de educación no formal, podríamos crear escuelas en donde los niños creen su propia perspectiva sobre el mundo y creen sus soluciones para este. Para llegar a una sociedad mucho más pensante, incluyente y que respete todas las opiniones. El objetivo es que cada quien pueda crear su opinión sin influencia de los demás.

Cuando entendamos cómo funciona este proceso, podremos entender por qué sucedió y tendremos una noción más certera para evitar otros acontecimientos que nadie de nosotros quiere vivir,

Si como judíos no creamos conciencia y fomentamos la educación y la información correcta y sensible sobre el tema de la Shoá que forma parte de nuestra historia, cómo nos podrán importarnos sucesos tan similares que están ocurriendo en la actualidad y ante los cuales no tomamos acción porque en nuestra percepción son sucesos lejanos a nosotros. El tema se ha tratado y estudiado como un hecho terrible y a la vez tan trascendental que cambió la historia moderna y la percepción que se tenía de la humanidad a pesar de que a través de la historia ocurrieron matanzas de millones de personas como las Cruzadas o la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, la planeación del exterminio  de un pueblo y llevado a cabo sistemáticamente es un concepto muy difícil de asimilar. De alguna forma lo siniestro del concepto nos hace creer que nada así volverá a suceder y nos lleva a soslayar que hoy, en otro lado del mundo hay miles de personas siendo asesinadas por razones étnicas, religiosas e ideológicas.


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