Por: Galit Rubin, de tercero de preparatoria del Colegio Hebreo Sefaradí, mención honorífica.
Educación en México y en el mundo
El mundo en el que vivimos hoy en día está basado en la educación. Desde pequeños aprendemos que necesitamos aprender, y que para sobrevivir en este mundo, mientras más sepamos, mejor nos va a ir. Somos las personas que somos por la educación que tenemos, tanto en el colegio como en la casa. Tal como los orígenes de la palabra educación (educere) dicen, ésta nos guía y conduce por la vida que llevamos. Con la educación se transmiten conocimientos, costumbres, valores y formas de actuar y pensar, puede ser a través de las palabras, actitudes, sentimientos o acciones.
Muchas veces cuando la gente piensa en educación se refiere solamente a la educación formal, la que se aprende en la escuela. Sin embargo la educación es mucho más que eso. Ningún sistema educativo puede funcionar correctamente sin apoyo de fuera. La educación se tiene que hacer también de manera no formal, por medio de aprendizajes en la casa y en la vida cotidiana, con la curiosidad de cada individuo por su propia parte.
Para que cualquier sistema educativo funcione, se necesita la cooperación de todas las partes. Es una cuestión de actitud y de disposición por parte de los alumnos, de sus padres, del gobierno, de los maestros y de las instituciones. Si alguna de las partes no esta dispuesta a ayudar, toda la educación se puede deshacer. En México en general hay una parte que está faltando: el gobierno. La Secretaría de Educación Pública tiene muchas fallas y no ha logrado llevar la educación al nivel que se necesita ni alcanzar a la cantidad de gente que se debería para que el país crezca y mejore. Hoy en día hay todavía un gran porcentaje de la población mexicana que no termina sus estudios básicos de primaria, y otra parte todavía más grande que no termina la preparatoria. Esto es un obstáculo enorme para el progreso del país.
Educación en las escuelas judías de México
Dentro de todas las escuelas de la red judía en México se pueden observar muchas cosas en común. Lo que las distingue a todas y la principal diferencia con las otras escuelas de México son los eventos comunitarios en los que participan, esto es una gran ventaja porque amplía la red social de los niños y los ayuda a relacionarse con otros niños de su edad con intereses y características parecidas y hacer amigos fuera de la escuela. En el ámbito social, generalmente las escuelas dentro de la red judía se puede decir que están mejor que otras escuelas en México porque todas estas escuelas caben dentro del sector de educación privada, con no más de 700 alumnos en cada bachillerato. Son clases relativamente pequeñas, lo cual da una mejor atención personalizada que una escuela pública con 300 alumnos por generación.
Sin embargo, también tienen varias desventajas en común. Todas tienen un horario similar de 7:50am a 2:40pm, con algunas diferencias en los horarios y recreos. Están constituidas por salones con bancas individuales y un pizarrón al frente, en el que todos los días los alumnos escuchan hablar y hablar a los mismos maestros. Los alumnos asisten todos los días a la escuela con flojera y sin ganas de aprender. La mayoría de los maestros están acostumbrados a dar presentaciones de Power Point y a poner bajas calificaciones, porque creen que esa es la única manera ya que eso les ha funcionado por los últimos años y décadas para mantener a los alumnos callados. No existe una relación de confianza entre los maestros y alumnos. Lo que todavía no se logra entender es que esto está dejando de funcionar y poco a poco los alumnos están más y más inconformes.
La educación en las escuelas judías de México tiene que cambiar. Tiene que actualizarse, tiene que modernizarse. No podemos seguir teniendo el mismo sistema que tuvieron nuestros papás y abuelos. Tenemos que buscar afuera de nuestra zona de confort y atrevernos a innovar. Le tenemos miedo a lo desconocido y por eso las escuelas no están evolucionando tanto como deberían. Claro que hay avances y cambios, año con año, y por supuesto que se implementan nuevas ideas, pero lo que se necesita es un cambio total. Dejar a un lado nuestro sistema frontal y probar cosas totalmente nuevas. Muchas escuelas han ido en viajes a lugares como Finlandia, con la mejor educación del mundo, y cuando regresan a México el único tipo de cambio que hacen es la longitud de las clases. Para hacer la diferencia no pueden dejar que eso sea la única implementación.
Propuestas para mejorar la educación en las escuelas judías
Hay una gran cantidad de propuestas que seguramente se quieren hacer pero son muy difíciles de realizar. Pagar una educación privada no siempre es fácil, y menos cuando una familia tiene a dos o tres hijos en la misma escuela con una colegiatura alta. Es por esto que varias escuelas tienen deudas o les cuesta trabajo hacer todo lo que quisieran. En la situación perfecta, todas las escuelas tendrían el presupuesto suficiente para pagar todos los aspectos que se necesitarían mejorar.
Primero, pagarle a todos los maestros más de lo que se les paga hoy en día, lo que dejaría a las escuelas ser más selectivas con los maestros. Hoy en día, en muchas de las escuelas judías de México, los maestros no estudiaron para ser maestros. Hay veces que ni siquiera estudiaron la materia que dan. Es imposible que un alumno aprenda de un maestro que no sabe por completo su materia. Todos los maestros, sin excepción, deberían de tomar por lo menos un curso completo de pedagogía, si no es que un diplomado. El dinero influye en que los maestros estén más interesados en ser maestros, pero no es lo único. El prestigio que tienen dentro de la sociedad también es un factor influyente. La gente ve la profesión de docencia como un hobby más que una profesión, tanto los maestros mismos como todos los demás que piensan que ser maestro es un trabajo miserable. Esto es algo que se podría cambiar mayormente con un cambio de actitud. Tratando a los maestros con mayor respeto.
Los maestros son la base de la educación en las escuelas. Ellos son responsables de formar y llenar de conocimientos a los niños desde temprana edad. Los niños los ven como una autoridad y como una figura de respeto, si los maestros exigen que así sea. Exigir respeto no significa intimidar o aterrorizar a los niños, o gritarles y menospreciarlos. Significa formar una relación con ellos, donde ambas partes aprendan la una de la otra. Los maestros tienen la opción de ser cerrados y ver sólo su punto de vista, de hacer las cosas como ellos saben. Su papel dentro del salón de clase no es sólo aportar conocimientos y controlar la disciplina, ellos deben de ser los guías de los alumnos para ayudarlos a desarrollarse. Deben de valorar el punto de vista de sus alumnos, retar sus conocimientos y presionarlos a siempre querer saber más de una forma positiva y usar las diferencias dentro de un grupo para sacar un máximo potencial. Es importante que reconozcan el esfuerzo de todos los alumnos y que los conozcan personalmente para poder evaluarlos diariamente, no solo a través de exámenes y pruebas, también observando las debilidades y fortalezas de cada uno. Los maestros, como cualquier otra persona en el mundo, deberían de disfrutar su trabajo, sobre todo porque los niños saben cuando a su profesor le gusta o no le gusta estar ahí. Cuando los profesores sean respetados por la sociedad, estén realmente preparados para dar su clase, y les guste su trabajo, la educación dentro de los salones de clase mejorará significativamente.
Segundo, la flexibilidad dentro de las aulas de clase. Esto tiene mucho que ver con cómo los maestros lleven a cabo su clase. Actualmente en México la mayoría de las clases se llevan de manera frontal, con pura información textual. Ya existen diversos métodos y actividades que se pueden llevar a cabo, por ejemplo clases al aire libre de vez en cuando, salidas a lugares importantes y relacionados con el tema que le dejen una experiencia a los alumnos, el uso de videos y fotos para ilustrar la clase, manualidades y experimentos no sólo en las clases artísticas o científicas, o cualquier otra actividad que pueda entretener hasta a los alumnos más inquietos.
El punto es tratar de que las clases sean lo menos aburridas posibles e involucrar a todos los alumnos dentro. Una gran implementación y ayuda para esto son mesas comunales. En lugar de pupitres individuales, una mesa de gran tamaño en donde todos puedan ver a todos y así nadie pase desapercibido. Esto realmente crea que todos los presentes participen y aporten a la clase, volviéndola mucho más enriquecedora. Como en México en las escuelas judías hay generalmente más de 20 personas por clase, sería muy difícil poner una sola mesa, pero si se podría arreglar el salón de clase de una manera que todos se estén viendo los unos a los otros y que el maestro forme parte de ésta convivencia y participación general, incluyendo así a todos.
Otra alternativa para la educación que se lleva a cabo en las escuelas judías mexicanas es la elección de clases al llegar a preparatoria. Que los alumnos puedan formar sus propios horarios de una forma más flexible y que los ayude a explotar sus habilidades. Cada persona es diferente, hay personas a las que les interesa más la ciencia, otras el arte, otras la política y así de todo. Los últimos años de educación en preparatoria deberían de estar formados de acuerdo a las preferencias y necesidades de cada quién. Hay materias generales que todos deberían de llevar, y éstas deberían de estar divididas por niveles. En muchas de las escuelas hoy en día sí funcionan así algunas clases como matemáticas o lengua, donde los niños están divididos en grupos basados en sus conocimientos para que todos puedan aprender mejor. También existen áreas en el último año, que se enfocan en dos o tres materias que uno puede escoger que le interesen para su carrera en la universidad. Pero es más difícil para un adolescente saber que estudiar si nunca tuvo la oportunidad de experimentar clases con temas que les interesaran o les dieran curiosidad.
Podría haber un repertorio de seis a ocho clases de las cuales un alumno puede escoger tres o cuatro al año y éstas cambiaran en cada año para darle a los jóvenes la oportunidad de aprender temas nuevos, más relevantes, y que a ellos les interesen más. Los niños se darían cuenta de qué les gusta y en qué pueden usar su potencial.
La última propuesta es educación más personalizada. Ésta es más difícil de lograr porque se necesita más escuelas, más espacio, más maestros y por lo tanto mucho más dinero. Pero esto es lo hace toda la diferencia. Un niño necesita atención, desde pequeño hasta su adolescencia. Necesita que alguien lo esté observando, que lo conozca y que lo ayude. Muchas veces en los salones de clase los niños se sienten perdidos, olvidados, como si a nadie le importara porque el maestro está ocupado peleándose con los otros 25 niños de la clase. Es por eso que mientras más pequeñas sean las clases, mejor va a ser la educación. Puede haber un excelente maestro que le de una clase a 200 alumnos en forma de conferencia y todos aprendan el tema perfectamente, sin embargo no son este tipo de maestros los que forman la personalidad de los niños. Muchos problemas entre alumnos y maestros están formados porque los maestros no conocen a los niños a los que les dan clase. A veces hasta les ponen etiquetas erróneas, en lugar de empujarlos y sacarlos adelante los dejan estancados, y son éstos niños que no reciben suficiente atención los que más problemáticos son considerados. Es cuestión de actitud y de saber que cada niño es diferente. La escuela puede ser un lugar para explotar la creatividad mientras se aprende lo básico de la vida. Puede ser el lugar en donde desarrollar y formar futuros líderes y jóvenes que aporten y contribuyan positivamente a la sociedad. La escuela puede llegar a ser un hogar para los jóvenes, donde se sientan cómodos y seguros de ser ellos mismos. Se necesita ayuda de toda la sociedad y varias implementaciones en el sistema, pero la educación judeo-mexicana tiene el potencial de crecer y mejorar mucho más.
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