El pasado martes 15 de agosto, como parte de las actividades de la primera Feria Internacional del Libro Judío que se llevó a cabo en el Centro Cultural Bella Época, se abrió un espacio para el diálogo y la reflexión sobre el Judaísmo. En la conferencia «Todo lo que quiso saber sobre el Judaísmo y no se atrevió a preguntar» participaron el Dr. Daniel Fainstein, Decano de Estudios Judaicos de la Universidad Hebraica; Leonel Levy, Rabino de la Comunidad Bet-El; Abraham Tobal, Rabino de la Comunidad Monte Sinaí, y Enrique Chmelnik, Director del Centro de Documentación e Investigación Judío de México, quien fungió como moderador.
Se trató de un espacio que favoreció el intercambio de ideas y el esclarecimiento de prejuicios con respecto al judaísmo; un diálogo abierto donde el público externó sus inquietudes, canalizadas por Enrique Chmelnik y respondidas con gran naturalidad por los ponentes. El panel, fuera de todo estereotipo académico, asemejó más bien una plática entre amigos y mostró que el Judaísmo es a la vez una cultura, un modo de vida y una religión.
Las preguntas abordaron distintos temas, desde los más generales, como la definición de Judaísmo o de “pueblo elegido”, hasta la forma en que se llevan a cabo los matrimonios, la comida Kosher o los vocablos con que los judíos se refieren a Di-s. Los especialistas, se basaron en la Torá y en sus sólidos conocimientos sobre la materia para exponer la enorme apertura de los miembros de la comunidad judía, quienes consideran a todos los seres humanos hijos de Di-s y al Judaísmo una religión holística que abarca todos los espacios de la vida. Las Escrituras son una especie de manual para vivir en concordancia con Di-s y con los hombres, y el Judaísmo es una religión plural con profundas bases filosóficas que, lejos de las restricciones, está basada en el equilibrio y el orden.
Las inquietudes del público mostraron los prejuicios alrededor del Judaísmo, pues los asistentes se preguntaron si se trataba de una religión esencialmente discriminadora y partieron de comparaciones morales y teológicas con el Cristianismo. Sin embargo, las voces de los expositores, demostraron que el Judaísmo está abierto al diálogo y al encuentro con todos, que es profundamente respetuoso de otras tradiciones religiosas y que contiene una filosofía de transformación del mundo que privilegia las acciones bondadosas por sobre los discursos vacíos.
Los ponentes demostraron también que el judaísmo no tiene una organización jerárquica como en el caso del cristianismo, pues cada rabino es el maestro de su comunidad y las prácticas de cada uno son muy variadas. En este sentido, el Judaísmo es plural y lo que une a las comunidades son las Escrituras, de las cuales se desprende el Judaísmo rabínico. Así, hay que reconocer que algunas comunidades muy ortodoxas han propagado discursos intolerantes; muchos de ellos en términos políticos, lo que sin embargo no refleja la esencia de todos los judíos del mundo, que son ante todo personas tolerantes y abiertas, ávidas de conocimiento y dispuestas a compartir.
Este tipo de diálogos benefician el intercambio cultural, pues promueven la tolerancia apoyada en el conocimiento y, sobre todo, en la eliminación de prejuicios que dañan a las comunidades y evitan la integración de las minorías dentro de la sociedad. Gracias al diálogo y la tolerancia, sabemos que la conciencia de la existencia del otro es la mejor herramienta para transformar el mundo.
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