With Assistance from the Conference on Jewish Material Claims Against Germany Supported by the German Federal Ministry of Finance
El pasado mes de noviembre, regresó a México la cuarta generación de líderes educativos que participaron en Kol Hazikaron: los Sitios de la Memoria, un viaje académico organizado por la Universidad Hebraica con el valioso respaldo de Claims Conference. Durante once días, el grupo recorrió Alemania y Polonia para visitar algunos de los espacios más significativos vinculados a la historia de la Shoá.
El objetivo del viaje no fue únicamente conocer estos sitios, sino vivirlos, dialogarlos y pensarlos pedagógicamente, renovando el compromiso de cada participante con la educación como herramienta para enfrentar el antisemitismo, la discriminación y los discursos de odio.
A lo largo de todo el recorrido, los docentes participaron en talleres y conversatorios que permitieron procesar emociones, formular preguntas, generar aprendizajes compartidos y fortalecer una mirada crítica sobre el presente a partir de la memoria del pasado.
Berlín: un encuentro con la memoria viva
El viaje inició en Berlín, donde los participantes exploraron distintos escenarios que dan testimonio de la vida judía antes, durante y después de la Shoá. Desde la valentía silenciosa del Museo Otto Weidt y los ecos del antiguo Barrio Judío, hasta la dureza del campo de concentración de Sachsenhausen y el peso burocrático del genocidio expuesto en Wannsee.
La visita a la Villa Liebermann permitió también recuperar la riqueza cultural y artística que el nazismo intentó borrar. Berlín reveló así una memoria viva, compleja y profundamente humana.
Łódź: huellas de resistencia y despedidas silenciadas
La siguiente parada fue Łódź, un espacio marcado por algunas de las historias más profundas de la vida judía en Polonia.
En el Cementerio Judío de Łódź, uno de los más grandes de Europa, emergieron relatos que sobrevivieron a la devastación.
En la Estación Radegast, punto de deportación hacia los campos de exterminio, se sintió el peso de los últimos pasos de miles de personas.
En el antiguo Gueto, uno de los más cerrados y prolongados durante la guerra, la resiliencia cotidiana se hizo presente en cada calle.
Łódź recordó al grupo que la memoria se construye también caminando, escuchando y honrando cada nombre.
Cracovia: nieve, memoria y caminos compartidos
Entre temperaturas bajo cero y un paisaje cubierto de nieve, el grupo llegó a Cracovia después de una visita al santuario de la Virgen de Częstochowa.
En Kazimierz, el histórico barrio judío, recorrieron las sinagogas Altshul, Remuh y Tempel, guardianas de siglos de estudio y tradición.
El antiguo Gueto de Cracovia —la Plaza Bohaterów y la Farmacia “Pod Orłem”— reveló historias de confinamiento y resistencia civil.
Cracovia, fría en clima pero cálida en memoria, permitió reflexionar sobre la fuerza de una comunidad que enfrentó la adversidad con dignidad.
Auschwitz-Birkenau y Lublin: caminar donde la memoria duele, aprender donde la vida resistió
En Auschwitz I y Auschwitz-Birkenau, el mayor complejo de exterminio nazi, los participantes se enfrentaron al epicentro del genocidio. Cada espacio, cada barraca y cada vestigio invitó a la reflexión profunda y ética.
Más adelante, en Lublin, visitaron la Yeshivat Chachmei Lublin, símbolo de la vitalidad intelectual y espiritual del judaísmo polaco previo a la Shoá, y el campo de Majdanek, uno de los sitios mejor conservados de exterminio, cuya crudeza habla sin intermediarios.
Treblinka: el silencio que habla, la memoria que arde incluso en el frío
En Treblinka II, donde fueron asesinadas cerca de 900,000 personas en menos de un año, los participantes caminaron entre piedras que representan a las comunidades destruidas. Allí no quedan estructuras: solo silencio, ausencia y un memorial que interpela con fuerza.
El grupo recorrió el sitio bajo temperaturas extremadamente bajas, abrazando la responsabilidad de mirar de frente uno de los capítulos más devastadores de la historia.
Treblinka demostró que incluso en el paisaje más callado, la memoria sigue gritando para que el mundo no olvide.
Un viaje que se convierte en acción
Al final del recorrido, los talleres y espacios de diálogo permitieron comprender que recordar no es suficiente: recordar implica actuar.
Este viaje no representa un cierre, sino un punto de partida. En los próximos meses, los participantes diseñarán e implementarán proyectos educativos en sus escuelas y comunidades, destinados a fortalecer la conciencia crítica, promover la responsabilidad social y combatir la indiferencia, el antisemitismo y todas las formas de odio.
La Universidad Hebraica reafirma con este programa su compromiso con una educación que dignifica, humaniza y forma ciudadanos capaces de reconocer en la memoria una brújula ética para el presente.
Kol Hazikaron demuestra que visitar los sitios de la memoria no es un acto pasivo, sino un ejercicio de fortaleza moral, claridad pedagógica y responsabilidad humana.
Educar desde la memoria es, hoy más que nunca, una forma de construir un futuro más justo.